29 enero, 2008

Es tiempo de volver...

Muy flojos hemos estado con las actualizaciones de las bitácoras de las Madrugadas, acá en Valdivia y en general en todas las comunidades. Pero ya es tiempo de ponerse las pilas, con el empujoncito que nos da el Claudio Villagra al hacer el blog de los blogs de los Madrugadores (excelente trabajo amigo...) y a pesar de los 32º que nos tienen algo lentos (no es usual esa Tº acá en el sur...).
En la última Madrugada de Valdivia asistimos cerca de 25 madrugadores,la foto oficial la sacó J.Delgado (que en algún momento la subirá para no dejarme de mentiroso), nos acompañó el Padre Jorge, y en ausencia del jefe Kiko, de Benjamín, del jefe Pato y otros madrugadores fundadores asumió en propiedad el querido Dr. Pedro Valdivia (el auténtico, no confundir con imitaciones históricas), quien nos guió en las oraciones y cantos.
Para no dejar solo en prosa este reporte pongo una foto de otra madrugada.


Queda lanzada la idea de hacer un taller de blogs para Madrugadores, para el mes de Febrero, si hay quorum acá en Valdivia, con más de 5 inscritos lo hacemos no más...

Un abrazo a todos.
JuanC.

22 enero, 2008

Les quiero regalar una oracion que escribio mi hijo gonzalo, su primera oracion. Al parecer se inspiro el niño y abrio su corazon a lo infinito.
Un regalo.
En realidad el regalo es el.


Jesús, mi señor,

Que amigablemente me aconsejaste,

No me diste un mandato de hierro

Ni con tus manos amenazaste,

Mas, sino, esperas pacientemente

a que te acoja en mi corazón y siga tu consejo.

Mas, o señor,

mi corazón no es grande para que tanto amor aya,

Ni mi carne es fuerte para no caer.

Mas aun, mi mente es débil

Y muchas veces blasfema.

Y aun no se como puedes amarme.

Siento tu cariño traspasar la oscuridad

Y penetrar en lo profundo de mi mente.

Y aun no sé como puedo sentirlo.

Mas aun, o mi gran señor,

No hagas caso de mis blasfemias y dudas,

Solo entra en mi corazón,

Que sin darme cuenta ya te lo he entregado.

Mas, o señor, hazme dócil e inocente

Para no dudar de ti.

Dómame como a un caballo

Y enséñame, siempre enséñame,

Que no hay en tu palabra una falacia que me haga dudar.

Mírame con tus divinos ojos

Que no hay en ellos mirada severa ni fría que me estremezca.

Por ultimo, Jesús, o mi gran señor,

Retenme, no me dejes ir,

Que tan cálido regazo no encontraré en cualquier lugar,

Ni tan dulces palabras oiré.

Retenme, que el mundo es hostil,

Las fieras son salvajes,

Y la oscuridad me estremece y me atrae.

Mas aun, apriétame en tu regazo fuertemente

Que soy un hombre y no sé lo que quiero.

01 enero, 2008

que silencio mas delicado

Así suena este blog, Madrugadores anímense a escribir, las madrugadas han seguido y... nada